La Lectura Fácil no es solo una técnica de redacción: es una herramienta de accesibilidad cognitiva que permite que más personas comprendan textos que, de otra forma, podrían resultar excluyentes. Estas pautas son esenciales para elaborar documentos, formularios, páginas web y otros contenidos informativos comprensibles por todos.
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Aplicar estas pautas mejora la inclusión y permite que personas con discapacidad intelectual, adultos mayores o migrantes puedan comprender y participar activamente en la sociedad.
Lenguaje y Vocabulario: Claridad ante todo
El lenguaje debe ser simple, directo y cotidiano. Aquí algunos principios clave:
- Palabras comunes y familiares: Utiliza un vocabulario que todos puedan reconocer. Ejemplo: «casa» en lugar de «domicilio».
- Evita tecnicismos y jerga: Si un término complejo es imprescindible, explícalo la primera vez que aparezca o incluye un glosario.
- Sin ambigüedades: No uses expresiones con doble sentido, ironías o metáforas difíciles de interpretar.
- Consistencia terminológica: Usa siempre el mismo término para una misma idea.
- Cuidado con siglas y abreviaturas: Escribe el nombre completo la primera vez, seguido de la sigla entre paréntesis. Ejemplo: Organización Mundial de la Salud (OMS).
- Números con cifras: Es mejor escribir “10” que “diez”.
Estructura de Frases y Párrafos: Ideas simples y ordenadas
Organizar el contenido correctamente es vital para facilitar su comprensión:
- Frases cortas y con una sola idea: Ejemplo: «El autobús llega a las 10.» en lugar de «El autobús, que suele retrasarse, llega habitualmente a las 10 de la mañana.»
- Estructura simple: Sujeto + verbo + complementos.
- Orden lógico: Usa conectores como «primero», «después», «por último».
- Voz activa y positiva: Prefiere frases como «El médico explica el tratamiento» frente a «El tratamiento fue explicado por el médico».
- Párrafos breves (3–5 líneas): Cada uno debe desarrollar solo una idea principal.
- Espaciado entre párrafos: Ayuda visualmente a la lectura.
- Puntuación simple: Usa punto y seguido, punto y aparte. Evita punto y coma y subordinadas complejas.
Diseño y Maquetación: Hacer que leer sea fácil
Un buen diseño refuerza la legibilidad del texto:
- Tipografía sin serifa: Arial, Helvética o Verdana. Tamaño mínimo: 12-14 puntos.
- Interlineado de 1,5: Facilita seguir las líneas sin perderse.
- Texto alineado a la izquierda: Nunca justifiques el texto; el margen derecho irregular ayuda al ojo a encontrar el inicio de la siguiente línea.
- Contraste visual adecuado: Texto oscuro sobre fondo claro. Ejemplo: negro sobre blanco o beige claro.
- No dividas palabras: Evita cortar palabras con guiones al final de línea.
- Títulos y subtítulos claros: Facilitan la navegación por el contenido.
Contenido y Apoyos Visuales: Reforzar con ejemplos e imágenes
El contenido debe ser relevante y estar acompañado por elementos visuales útiles:
- Prioriza lo esencial: No sobrecargues con información innecesaria.
- Incluye imágenes, pictogramas o íconos: Que estén relacionados directamente con el texto. Por ejemplo, un pictograma de un médico junto a un texto sobre salud.
- Ejemplos cotidianos y concretos: Son clave para explicar conceptos abstractos.
- Validación con el público objetivo: Es fundamental. Las personas a quienes va dirigido el texto deben leerlo antes de publicarse. Sus comentarios permiten mejorar el contenido real.
Si necesitas más información puedes consultar nuestra sección sobre lectura fácil normativa o la norma Norma UNE 153101:2018
Preguntas Frecuentes (FAQs)
La principal es la Norma UNE 153101:2018 EX, que recoge criterios lingüísticos, de maquetación y validación.
Personas del público objetivo (ej. personas con discapacidad intelectual), para comprobar que el texto es comprensible.
El lenguaje claro se dirige a un público general, mientras que la Lectura Fácil es aún más accesible, con validación obligatoria.
Sí, y es recomendable. Ayuda a que más ciudadanos comprendan formularios, resoluciones o normativas públicas.